[ Coge Una Cámara ]

Jorge hace música y yo grabo cosas, así que un día le propuse grabar algo juntos. No tenía muy claro qué, pero raramente suelo tenerlo y a él eso no parecía importarle mucho. Quedamos unas cuantas veces en su piso y fumamos y nos enviamos largos audios y compartimos algunas ideas y propuestas. La mayoría se quedaron en nada, otras siguieron nadando en un riachuelo con más piedras que agua. Me presentó a algunos compañeros del curso que estaba estudiando. Me habló de The Harpies y Tamara, a quien ya conocía bien, me habló de la Girls School of Rock. Un día les escribí y también escribí a Amy, y todas me invitaron a escuchar, ver y grabar lo que hacían. Otro día escribí a Brian, director de la Portobello Music School, y le comenté la idea de grabar a niños pequeños aprendiendo música. Es ahí donde empieza todo, al fin y al cabo. ¿Qué edad tiene el tuyo?, me preguntó. Va a cumplir tres, respondí. Pues tráetelo y te unes a la clase, me dijo, y así conocí a Marsailidh y a su grupo. Hubo otros y otras, y más mensajes, emails y llamadas, pero estos fueron los que dijeron sí y a los que yo dije sí.  Un día de verano le comenté a un amigo musicólogo lo que estaba grabando y mi idea, aún vaga y dubitaviva, de un hilo que unía todo. Mi amigo me recomendó a Christopher Small y su Musicking, The Meanings of Performing and Listening y ahí encontré la frase que buscaba y que, pese a su (aparente) sencillez, no fui capaz de encontrar yo solito. Si este documental sobre gente musicando existe es gracias a Small, a Sergi, a Marsailidh y a sus niños y niñas, a Brian, a Caro y Fiona y sus compañeras y alumnas, a Amy, Tamara y The Harpies y, por supuesto, a Jorge.